jueves, 1 de diciembre de 2016

Nuestra antepasada «Lucy» todavía se subía a los árboles.

Nuestra antepasada «Lucy» todavía se subía a los árboles



 Desde el descubrimiento del fósil de Lucy hace 42 años, los paleontólogos han debatido largamente sobre la naturaleza de esta pequeña australopiteca de 3 millones de años de antigüedad que ya caminaba erguida. 
Una de las cuestiones fundamentales sobre la famosa antepasada humana es si pasaba todo el tiempo sobre el terreno, sin embargo, combinaba esos primeros paseos con frecuentes visitas a las ramas de los árboles, como los monos. 
Uno de los más interesantes respaldaba la segunda hipótesis, al concluir que la homínida  murió, cosas del destino, tras caerse de un árbol.
También unos análisis del esqueleto de Lucy han encontrado nuevas evidencias de que pasaba bastante tiempo en los árboles.  


El esqueleto de «Lucy»

Las tomografías muestran que las extremidades superiores de Lucy estaban fuertemente desarrolladas, similares a las de los chimpancés, lo que apoya la idea de que trepaba a menudo y utilizaba sus brazos para tirar de ella hacia arriba.
 Además, el hecho de que el pie se adaptara mejor a la locomoción bípeda puede significar  un énfasis adicional en la fortaleza de los brazos para la escalada, lo que dio lugar a huesos de las extremidades superiores más grandes.


Los autores reconocen que determinar exactamente cuánto tiempo pasó la Australopithecus afarensis en los árboles es difícil, pero creen que su investigación se suma a la idea de que, pequeña e indefensa apenas superaba el metro de altura y pesaba 27 kilos, podría haber anidado en los árboles por la noche para evitar a los depredadores.


Un sueño de ocho horas significaría que pasaba un tercio de su tiempo en las ramas, y si de vez en cuando también se alimentaba allí, el  tiempo dedicado a estar por encima del suelo sería aún mayor.
Resultado de imagen de chimpance en un arbol durmiendo





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